Cuando ves el mundo con unos ojos incapaces de fijarse en el mismo punto, y por lo tanto, con una visión doble permanente, ves todo a tu alrededor diferente.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Sonia Neisha.

Escribo sin las gafas, en un torpe intento de no mirar al hueco en blanco que representa el papel, o la pantalla, como quieras. Intentando enfocar, por los ojos mal hechos que, supongo, me tocaron en el reparto. Al menos fui el más rápido de los míos.

Escribo y la veo, me empano, os lo juro, casi dormido, y la veo. Odio verla como hoy, en parte culpa suya, en gran medida, culpa mía, siempre, culpa de los dos. Odio verla así, medio enfadada, pero ansiosa por mi beso. Yo histérico por no poder leer su mente, aun sabiendo que es lo que pasa por ella. Cuando vamos a aclararlo a las puertas de su casa, no digo nada más que gilipolleces. Pero que cojones, la amo. Eso es así, y al que lo niegue, que le jodan. De aquí a dos días, me importará un rabo todo, porque ella será mía cada mañana, y yo seré esclavo suyo cada segundo, perdido en sus caricias y sus miradas, en compartir la vida, los momentos, los malos humos y las cagadas. Que cojones, la amo, y al que diga que no, lo mato.

Creo que la vista no se me aclara, hace tiempo que no escribo así, culpable, enamorado, ansioso y, por todo lo sagrado, nervioso. Debo seguir escribiendo, supongo.

Me esperan momentos mejores, momentos peores, pero si algo he aprehendido de quien debió ser tu hermano mayor pero resulto tu tío, es a no irme a la cama jamás enfadado. Que le jodan al mundo antes de acostarme así. Porque tu serás mía cada mañana, pero dios!!, yo seré tu esclavo cada día.

Sólo dame una sonrisa, una caricia, un momento a solas.

Prometo dejarme la piel en hacerte feliz, te quiero.