Cuando ves el mundo con unos ojos incapaces de fijarse en el mismo punto, y por lo tanto, con una visión doble permanente, ves todo a tu alrededor diferente.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Le joda a quien le joda.

Me arde el cuerpo, las lágrimas saltan desde mi ojos. Son pocas, casi imperceptibles, pero yo no lloro. Nunca. Me volví demasiado insensible. Tengo calor. Es algo que no puedo evitar.
Me echo las manos a la cabeza y atrapo mi pelo entre los dedos. Necesito pensar pero los recuerdos me acechan y aparecen en mi mente, uno tras otro. Un momento, un gesto, un abrazo, una despedida.
Momentos. Y ahora, los voy a perder; porque sí, porque no fue oportuno, no lo hicimos bien o que coño sé yo. No salio bien. No puedo, lloro, me muerdo el labio y lo machaco hasta hacerlo sangrar.

En un solo momento todo ha acabado. Lo temía, podía ocurrir y lo sabía y ahora aquí estoy, llorando en el silencio de mi habitación, sin nada mejor que hacer que dejar que mis lágrimas rueden por mis mejillas hasta llegar a caer sobre mi mesa, quizá consiga juntar un charco suficientemente profundo para poder ahogar mis penas en él. O para ahogarme yo, que a fin de cuentas, sería algo parecido.

Voy a morir de calor, me arde el cuerpo y no creo que el frío de esta noche vaya a ayudarme a bajarlo. No puedo, acabo de perder algo que me importa más que cualquier otra cosa. Y lo sé. Y no puedo evitarlo. Y encima, sobre todo, mi inteligencia, no da para más. Mi cerebro ha colapsado, estoy cegado, en blanco, escribo por escribir, lo que siento, lo que brota del calor de mis brazos, de los escalofríos que recorren mi columna vertebral. Si pudiese, escribiría tu nombre con mi rabia, para que nadie se volviese a atrever jamás a usarlo para hacerte daño.

Es esta quizás una nota de suicidio, pero no un suicidio físico, sino uno mental, y más que mental, del corazón. Me condene a mí mismo hace tiempo a poder sufrir este castigo y hoy, por gilipollas, he recibido sentencia. Dura la justicia, mas dura es la caída hacia el suelo de la realidad, supongo que por eso me arde el cuerpo y la cabeza, bueno, la cabeza esta a punto de estallarme, pero eso, puede ser producto de la presión de mis lágrimas.


Nada queda más de mí.


Te quiero.
Le joda a quien le joda.

lunes, 13 de febrero de 2012

¿Y a mí por qué pollas me pasa ésto?

Nunca he sido celoso, me daba igual todo, absolutamente. Pero a día de hoy soy capaz de darle vueltas a la cabeza por cualquier tontería y no tiene sentido.

No soy así y no tiene lógica alguna que lo sea.

sábado, 11 de febrero de 2012

Monologo de Jhonny Quid en Rock&Rolla

No  todo lo que cuelgue en este blog será mio, si me gusta algo y me apetece compartirlo, ¿porqué no hacerlo?

"¿Ves ese paquete de fumar mata que hay sobre el piano?
Todo lo que hay que saber de la vida está entre esas cuatro paredes.

Verás que a una de tus personalidades le seducen los delirios de grandeza.
Un paquete dorado de cigarrillos largos con una insignia regia. Una atractiva insinuación de Glamour y riqueza. Una sútil sugerencia de que los cigarrillos son tus reales y leales amigos. Y eso Pete... es falso.

Tu otra personalidad intenta que te centres en la otra cara de la moneda.
En aburrida negrita y sobre un fondo blanco, aparece la afirmación de que esos firmes soldaditos de la muerte en realidad quieren matarte. Y esa Pete... es la verdad.

Ohh.. la belleza seductora llama a la muerte y yo soy adicto a su cautivador canto de sirena."

viernes, 10 de febrero de 2012

Empieza.

Un movimiento nervioso rompe la noche, el agobio ha vuelto a despertarme otra vez. En la habitación hace calor, pero no el suficiente para explicar el sudor que empapa mi cuerpo, la mirada perdida, busca en las sombras una explicación para esta sensación que oprime mi corazón cada mañana cuando el sueño me expulsa a patadas de su abrazo. Tampoco es que lo que sueño sea agradable, ni siquiera lo recuerdo con claridad, quizás dos segundos después de despertar  aun recuerdo esbozos de lo que ha atormentado mi mente esta noche, pero pasados esos segundos, lo único que me queda es una sensación de intranquilidad, cómo cuando vas de noche por un callejón oscuro.

                Me arde la espalda. Es como si hubiese pasado la noche sobre una chapa al rojo vivo. Todas las noches lo mismo; los sueños, la sensación de agobio, la intranquilidad y la piel de la espalda ardiéndome. Salgo de la cama, y agradezco el fresco contacto del suelo sobre mis pies mientras camino hacia el baño por el pasillo de mi casa. Está oscuro, es temprano, casi de madrugada, diría yo. Oigo a mis padres en el cuarto, durmiendo. Al menos últimamente no los he despertado con mis gritos al despertarme, cómo pasó las primeras veces. Recordarlo me pone los pelos de punta, mis gritos despertaron a medio bloque, yo ni siquiera lo recuerdo, desperté llorando, sin voz y lleno de arañazos, con mis padres mirándome atónitos intentando calmarme. Y también recuerdo el dolor de la espalada, el calor que sentía, como notaba burbujear mi piel bajo la ropa, luego, me desmayé.
En un mundo donde no somos más que polvo, podemos vivir pensando que sólo somos pequeñas motas. Sin embargo, podemos pensar que somos únicos, especiales, pequeñas motas de polvo bellas en nuestra propia exisistencia. Si piensas así, serás una mota de polvo que estará más cerca de ser feliz.

jueves, 9 de febrero de 2012

¡Corre, joder, corre!

Corre, corre por tu vida, joder. Toma las putas riendas, haz tuyo tu destino de una vez, y corre, corre siendo tu mismo. Pero hazlo. No lo pienses mas porque nadie lo va a pensar por ti, nadie te va a empujar para que hagas lo que tienes que hacer, nadie más que tú y los que en tu mente te puedan acompañar.

Yo no esperaría nada de nadie. Nadie vale una mierda comparado contigo mismo. Y si estás desesperado, busca tu solución, y arrolla a todo aquel que se te ponga en medio. Acaba con todos, que les follen.  Que nadie te frene. El límite está alto en el cielo y no puedes permitir que nadie te ponga un techo que tape las estrellas. Y si te lo ponen, derríbalo.

Si te sientes perdido, encuéntrate. El final del camino está delante de ti, la solución, al alcance de la mano. Estírala y corre, corre con tu vida bajo el brazo, que nadie más intente llevarla por ti. Es lo único que importa, asique corre y pon terreno entre tus demonios, tus miedos y tú.

Nadie podrá llevarte a nada, nadie podrá guiarte a tu propia felicidad si tu vida no está en tus propias manos. Asique, hazme caso, joder, golpea si hace falta, pero se tu propio amo, por las buenas o las malas, sin miedos, sin temores, sin que nadie controle tu mirada, ni tus pasos.

El faro brilla y solo espera que llegues a buen puerto. Hazme caso si quieres, y sino, tú decides. De nada sirve quedarse llorando por los lugares más oscuros de ti mismo si cuando ves la luz del Sol no la persigues con la avaricia y la garra de quien se sabe a oscuras. Grita, chilla, quédate afónico en el intento, araña hasta que tus uñan chorreen sangre. Destrózate la piel en el intento, la recompensa está al alcance de tu mano, cógela y corre, corre de una puta vez.

El último párrafo, queda en blanco. Sólo tú podrás ponerle letra. Porque el final, es algo que decides tú y si alguien intenta hacerlo en tu lugar, que le follen, acelera a fondo y llévatelo por delante.

Escucha.

Detente un segundo, y escucha...
Cuando cualquier persona puede ser la mejor de las voces, cuando el menor de los sonidos puede ser una joya, pero pasan desapercibidos en el ruido escondido del enagenado ser humano y de su mundo que gira imparable.
Pues yo te pido que te separes del rápido girar de un mundo perecedero y escuches, que oigas la esencia de la humanidad de la mano de una voz, de una imagen, de un olor. Nunca sabremos lo que hemos perdido si no nos damos cuenta jamás de que lo poseemos.
Ahí es donde acaba la humanidad y empieza otra vez el mundo a girar, arrastrandote en su voragine, fuera de las joyas que conseguirán hacerte mejor persona.
Aléjate siempre que puedas y observa el mundo desde fuera acompañado por alguna de las perlas que la existencia te brinda, y aprovecha cada segundo junto a ella hasta que la voragine vuelva a atraparte en su inevitable girar de humanidad.

Ensayo sobre la juventud.

Dicen los ancianos que la juventud está loca, y piensa el joven, que su generación ha muerto. No por el concepto de su poca inquietud, sino por su forma de actuar ante la vida que les toca. Porque fumar porros y beber les soluciona los problemas. Pero alguien será considerado un gilipollas si tiene ideales, y si lo demuestra, se le quema. Hace siglos habrían sido heroes, santos, referentes o ejemplos a seguir., ahora son alcohólicos adolescentes sin ansia alguna por llegar a ningún lado. Tele y birra, colegas y chicha, temo que no habrá perdices al final de esta historia.
En un mundo donde no quedan ideales no reporta ninguna gloria y una vida sin metas no será más que una triste vida de mierda. Porque beber hasta vomitar como única acción social semanal, es triste de cojones, aunque, a mí, me ha pasado.
La juventud se muere, los jovenes ya no reivindican y cambian la vida que les espera, aun cuando hoy por hoy, es lo único que salvaría el futuro que se les reserva.

Gracias, de parte del mundo.

"No tenia planeado escribir sobre ella cuando he empezado, pero tengo por seguro que acabare hablando de ella si sigo escribiendo".

Tenia razon y he aqui el producto de seguir escribiendo:
“Luz, ruido. Noche, ruido. Frío, ruido. Despertar con ruido, dormir con ruido, vivir siempre con ruido. Ruido de calles, de coches, de gritos y de sirenas. Ruido de gente. Vivir bajo la fría luz y el ruido constantes de la ciudad, del paso de la gente, de su falta de miradas.
No te haces una idea de lo dura que es la vida en la calle, vivir sin nada, sin familia, sin hogar, sin nadie a tu lado, siquiera la mirada de la gente. El sonido de sus pasos al esquivarte, de sus ojos al volverse hacia otro sitio, el sonido de sus corazones haciéndose piedra.
Me duelen los huesos. Acompañado del ruido viene el frío y del frío, el dolor de huesos. Hambre, llevo demasiado sin comer. Me levanto como puedo, una señora se aparta de mi lado con cara de susto, aprieta el paso y se pierde en la distancia. No me mira. Ya ni siquiera me importa, demasiado lloré al principio. El frío congela las lágrimas y yo he sufrido demasiado tiempo su voraz mordisco. No tengo rumbo, solo un pie tras otro, sin dirección, sin planes. Nada de proyectos, nada de ideas, nada de anhelos, solo un pie tras otro, calle tras calle, mirada tras mirada.
Sigo caminando. “Un pie, el otro”. Arrastro mi vida en cuatro cosas. Me lamento. Tengo frío. Paro. Intento seguir, debo seguir, hacia ningún sitio, porque incluso ningún sitio puede ser mejor que esto. Busco un lugar, me siento. Más pasos apresurados que se alejan y miradas que levantan el vuelo y huyen de mí como las mariposas al agitar un campo.
-Perdone.
Me agito, supongo que no me han visto. Si me muevo, tal vez se vayan.
-Perdone.
Aún no se han dado cuenta.
-Perdone señor, ¿se encuentra usted bien?
Miro, una joven me mira con cara de preocupación. Hacía años que no veía esa cara en nadie por mí. Me sorprendo. “Estoy bien” respondo como puedo. Su mirada sigue preocupada.
Saca algo, me pongo tenso. El peor frío de la calle, es el frío del acero. Me enseña las manos, lleva un termo y un bocata. Me lo ofrece. Recelo, hambre, miedo y el maldito frío. Sus ojos claros y su falta de miedo me absorben. Me mira a los ojos, ya no oigo el ruido, el ruido del resto del mundo, no oigo su mirada al esquivar la mía, ni su pecho bombeando acelerado por el miedo. Solo veo su mirada. Cojo el bocata y el termo, está caliente. Habla conmigo, me escucha. Me como el bocata, apuro el termo.
Se marcha. Sus ojos se despiden de mí con otra mirada preocupada.
Me levanto y sigo andando. Un pie tras otro, sin rumbo. Pero al fin, caliente y sin ruido, al menos por ahora.
No le he dado las gracias. Pero entre paso y paso, entre un pie y otro, doy gracias a todo porque aún queda gente buena.”
--Ella nunca lo sabrá, pero sus pequeños gestos hacen del mundo un sitio mejor, poco a poco, pasito a pasito. Y el mundo nunca le dará las gracias, pero siempre habrá alguien que agradezca que aun quede gente como ella en este mundo

Comienza mi andanza.

Viaja perdido en un mundo plagado de sonidos, colores, luces y otros monstruos que atormentarían al más valiente de otras épocas. Transita lentamente, con el tick tack de la vida que se pierde, por el camino que supone su existencia. Y por ese transitar, intenta descifrar el mundo y los enigmas que le plantea; el cómo de ésto, el por qué de aquello.
Gracias a aquello que nos vigile desde arriba, nació con la habilidad de contarlo, con la capacidad de expresarlo a los viajeros de este camino que deambulan a su lado.
Y ese soy yo, un viajero estrábico, con una visión doble desde que nací por un defecto en mis ojos, y a partir de hoy y hasta que mi camino me lo permita, intentare explicaros como es el mundo de un estrábico.
Bienvenidos a mi humilde cabeza, porfavor, abróchense los cinturones, el viaje comienza ya.